El poder afrodísiaco de las ostras

Uno de los libros que hemos leído, releído y regalado este año es La cocina de la salud de la mano de Ferran Adriá, el cardiólogo Valentín Fuster y el periodista Josep Corbella.

Cocina de la Salud · Sal y Laurel

 

El libro es un manual para conciliar una sana alimentación con nuestra vida diaria a través de los ojos de una familia y sus situaciones más cotidianas.

La información más nutricional se mezcla con recetas, consejos de salud y recomendables hábitos alimentarios; también se abordan mitos de la alimentación y se intenta vislumbrar su veracidad o no.

Uno de esos mitos que el libro aborda es el supuesto poder afrodisíaco ciertos alimentos, como el chocolate, los espárragos o las ostras. De las ostras dice el libro:

“Llegan las ostras, sabor a mar. Un molusco que tiene un sabor más intenso cuanto más salada es el agua en la que se ha criado. Rico en proteínas y minerales como hierro, zinc, magnesio o fósforo. Con mínimas grasas. Y al que se han atribuido propiedades afrodisíacas por lo menos desde la antigüedad. Una sátira de poeta romano ya cita el efecto afrodisíaco de las ostras. Y en el siglo XVIII, según cuenta la leyenda, Casanova podía comer cincuenta ostras crudas para desayunar, supuestamente para no desfallecer después. Todo un pionero, Casanova. Dos siglos y medio antes de que los deportistas profesionales empezaran a cuidar la dieta, él ya tomaba un desayuno pensado para optimizar su rendimiento físico”

Y concluye que “A día de hoy ninguna investigación cientifica ha conseguido detectar actividad afrodisíaca en ningún alimento”.

Os recomendamos encarecidamente este libro y comer ostras, no vaya a ser que al final estuviera en lo cierto Casanova.

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