Otro Proyecto Amigo que se cuela este mes es Lago Paganini, una empresa familiar de conservas con una historia detrás que creemos que merece ser contada.
Su historia
Durante el siglo XX, Cangas do Morrazo se convirtió en el eje principal de la industria conservera en Galicia. Familias procedentes de Italia y Cataluña, se asentaron en la zona para aprovechar el potencial y la calidad de las especies marinas de nuestras rías. Especialmente la sardina.
Este fue el caso de nuestro protagonista cuando en 1915, Pietro Montemerlo Botassi, procedente de Génova, fundó "Salazones Montemerlo" en Canga, que con los años pasaría a denominarse "Conservas Lago Paganini".
En la década de 1920, la industria conservera experimentó un gran crecimiento, lo que conlleva un aumento en la contratación de trabajadores para la preparación, limpieza y envasado de los productos. Y por si fuera poco, contribuyó a modernizar la zona con nuevas infraestructuras de transporte.
Sin embargo, tras su momento álgido en los años 50, llegó el declive. Las principales causas que provocaron este ocaso fueron la competencia internacional y cambios en los hábitos de consumo, así como también la falta de adaptación a los nuevos tiempos y el desinterés de los descendientes por continuar con las empresas familiares.
Como símbolo de la resistencia de estos años dorados, en la zona solo quedaron dos conserveras y una de ellas es Lago Paganini. Desafortunadamente, un incendió en 2011 calcinó por completo sus instalaciones pero no sus ganas de seguir haciendo historia. Y tras unos meses durísimos, consiguieron resurgir y retomaron su actividad. Eso sí, primero en una localización temporal para finalmente asentarse en el Polígono de Castiñeiras.
Cómo trabajan
Lago Paganini ha apostado por "compaginar la fabricación artesanal del producto con todas las exigencias de una empresa de alimentación del siglo XXI" y ha dado sus frutos. El mercado se lo demostró demandado más y más su productos que elaboran bajo las marcas Balea (conservas de pescado azul y mejillones que están entre sus top ventas) y Lago Paganini (marca de conservas exclusivas de las rías gallegas como mejillones, sardinillas y zamburiñas).
Con la premisa de “un pescado malo no se hace bueno en la lata”, se esfuerzan por recibir solo la mejor materia prima, es decir, aquella que está en óptimas condiciones y que les permite ofrecer la mejor conserva. Tras verificar que la materia prima es inmejorable, se sumerge el pescado en salmuera, se cuece al vapor y se corta y envasa manualmente. Tras cubrirlo en aceite de oliva u otras salsas, se cierra para esterilizarlo y estucharlo.
Pero no solo trabajan el pescado azul, sino también el mejillón y cuyo proceso de elaboración es similar: primero lo seleccionan por tamaños, luego se fríe para después empacarlo a mano y cubrirlo en escabeche. Por último se cierra, se esteriliza y se estucha.
Cabe destacar que a todos los productos se les aplica el sistema de riesgos y control de puntos críticos diseñado para la producción, asegurando así la máxima calidad de sus conservas.
Desde ya mismo tenéis disponibles en nuestra web, sus sardinillas en oliva. ¡Para chuparse los dedos!